En 1889 en el T.XXI de La Lámpara del Santuario, Don Luis de Trelles, nuestro primer fundador, dos años antes de su muerte les escribía a los adoradores nocturnos estas palabras:
Constituimos desde 1877, una Asociación Pública de Fieles que reunidos en pequeños grupos se turnan para adorar al Señor presente en la Eucaristía en el silencio de la noche. San Ignacio de Loyola, en el libro de los Ejercicios Espirituales, en el Principio y Fundamento, nos dice que el hombre ha sido creado para Alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor y de esta forma salvar su alma. Esto es lo que hace el adorador en su vigilias. Mientras el resto de la humanidad, descansa, nosotros nos disponemos a rezar, pidiendo por toda la humanidad, por toda la Iglesia, por cada uno de nosotros; nos disponemos a escuchar aquello que el Señor quiere comunicarnos.
En la Diócesis de Madrid, estamos presentes en 86 parroquias, en las que cerca de dos mil adoradores celebran una vigilia mensual.
La Adoración nocturna no es otra cosa que una ocasión u oportunidad que se me da para entrar en intimidad con un Dios que sabemos nos ama; a descubrir la maravilla de un Dios, tan cercano, que se ha quedado en el Sacramento eucarístico para aliviarme porque estoy cansado y agobiado, como Jesús mismo nos prometió: «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré» (Mt 11, 28). No son palabras de cortesía. Probadlo y lo experimentaréis.